Conocí a Oscar cuando entro en SERELAND, a su llegada desde Argentina, nos unió un mismo sentimiento frente a las dictaduras y con su compañerismo, buen carácter y sentido del humor se fraguo una amistad que ha durado hasta hoy.
Conservo buenos recuerdos de nuestra relación, especialmente de sus visitas de los últimos años a nuestra casa en Madrid.
Quiero presentar este modesto homenaje a mi querido compañero: